miércoles, 1 de diciembre de 2010

Reina Sofía

Miércoles 01 de diciembre de 2010
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)
Colección permanente del Museo.

Después de que todo nuestro grupo de la asignatura de taller de plástica teatral al completo estuviéramos ensayando la representación de  teatro de sombras que se realizará el próximo jueves, la cual lleva por nombre “Oda a Dalí” o “Oda al surrealismo” surgió la idea de ir a Museo centro de Arte Reina Sofía, dado que allí se guardan obras de ese estilo. Así mis compañeras África, Yaiza y yo nos dirigimos allí.

Una vez en el centro, tras subir a la terraza del edifico nuevo y contemplar las maravillosas vistas de la ciudad de Madrid, buscamos en el mapa en que salas estaban las obras pertenecientes al movimiento surrealista.
Entre esas paredes queríamos inspirarnos, antes de que fuera tarde, para poder rectificar si fuera necesario algunos matices de la obra, para que en ella se apreciara el homenaje que  queríamos propiciar a uno de los más grandes exponentes del movimiento vanguardista, y desde luego el más importante de los artistas surrealistas españoles, y hacerlo lo más sentido posible.
Entre las salas del museo, habia verdaderas obras maravillosas, me encantó ver en persona “El  gran masturbador.“ pues no tenía el gusto de conocer esta obra en persona, y verla tan cercana, con los colores mil veces más relucientes que la mejor de las fotografías  de un libro ha sido una gran experiencia.

Caminando por los pasillo topé de bruces con una escultura fantástica de Man Ray,  se llamaba “objeto indestructible” un nombre aparentemente rimbonmabte, pero cuando descubres la historia que está detrás de esta obra, en la que se hizo un primer objeto , este a tamaño real, que era llamado objeto a ser destruido, después salió otra versión llamado objeto destruible, que en una exposición dadaísta se destrozó como parte de la inauguración. Algo que me encanta. Adoro a los dadaístas, su filosofía de vida me parece tan sumamente nihilista, que no puedo sino admirar su carencia absoluta de … todo.
La obra que se encuentra en el Reina Sofía es de tamaño muy superior a lo que sería un metrónomo normal, y en su aguja, marcando el paso incesable y eterno de los segundos, tiene un ojo. Pero el ojo según la posición de la aguja se convierte en un ojo cerrado o abierto. El ojo pertenecía a una antigua amante de Man Ray, lo que da a la obra ciertas connotaciones sexuales y afectivas a la obra.